martes, 11 de diciembre de 2012

Sobre el Condon y Lubricante.


¿Cómo se puede romper un condón?

Los condones se pueden romper por muchas razones. Generalmente se rompen si no se colocan correctamente, si están vencidos, o si se usa el lubricante incorrecto. (Usar un lubricante a base de aceite con un condón de látex puede hacer que el condón se rompa.)

Las siguientes recomendaciones pueden ayudarte a usar los condones correctamente:

• Coloca el condón antes de insertar el pene.

• Usa el condón sólo una vez, y usa uno nuevo para cada erección. Siempre asegúrate de tener varios condones a mano.

• Ten cuidado al sacar el condón del paquete. Evita romperlo. Si el condón no está lubricado, pon dentro del condón una gota o dos de un lubricante a base de agua.

• Si el pene no está circuncidado, tira el prepucio hacia atrás antes de desenrollar el condón.

• Coloca el condón enrollado sobre la punta del pene erecto.

• Deja un espacio de media pulgada en la punta para recoger el semen.

• Aprieta un poquito la punta con la mano para sacar el aire. (La fricción contra las burbujas de aire hace que el condón se rompa.)

• Desenrolla el condón sobre el pene con la otra mano.

• Desenrolla el condón hasta la base del pene.

• Quita cualquier burbuja de aire.

• Si el condón no está lubricado, pon un lubricante de agua en la parte de afuera del condón.

• Después de la eyaculación, es importante sacar el pene antes que se ponga flácido. Ten cuidado de que no se escape el semen, sostén el condón contra la base del pene cuando lo retira.

• Desecha el condón, no lo tires en el inodoro.
Los condones reducen el riesgo de las infecciones por transmisión sexual cuando se utilizan correctamente.

¿Es más seguro usar uno o dos condones? Algunos dicen que usar dos condones es más seguro, pero también he escuchado que es más riesgoso...¿qué es lo mejor?


Usar dos condones no es mejor. Si se usan dos condones a la vez hay más fricción entre las superficies de látex y los condones se pueden romper con más facilidad. Se recomienda usar un condón a la vez.

Cuando se usa de modo correcto y de manera constante (cada vez que tienes relaciones sexuales), los condones de látex ofrecen una protección del 97 por ciento contra el riesgo de embarazo y las infecciones por transmisión sexual.

Un hombre debe estar excitado sexualmente antes de ponerse el condón, y el condón se debe colocar tan pronto el pene está erecto. El condón se debe quitar inmediatamente después que el hombre eyacula . Para quitar el condón, asegúrate de sacar el pene antes de perder la erección. Al salir, sujeta el condón contra la base del pene, para que el semen no se derrame.

¿Tienes lubricante?

Todos nos sentimos mejor cuando no hay fricción. La fricción entre las personas puede causar muchos problemas... ¡y no nos referimos sólo a una cuestión de personalidad! Desde el punto de vista sexual, puede haber fricción irritante cuando se inserta el dedo, el pene o un dildo en el ano, y éste roza contra las paredes del ano cuando no están lo suficientemente lubricadas.

¿Por qué cuanto más mojado mejor?

Muchos hombres disfrutan la intensidad de la fricción en diferentes medidas. Pero por lo general, la fricción que ocurre a causa de falta de lubricacion puede hacer que el sexo sea bastante molesto, y a veces incluso doloroso. Además, la fricción sin lubricación puede hacer que el sexo con condón sea menos seguro que lo normal. Por suerte, existe el lubricante lo que evita que la fricción sexual sea abrasiva.

¿Qué tiene que ver la fricción con el sexo "más seguro"?

La fricción tiene varios riesgos, por ejemplo:

• Una pareja que usa condones debe tener en cuenta que la falta de lubricación puede aumentar las probabilidades de que el condón se rompa, porque la fricción raspante puede romper el látex.

• El sexo anal sin lubricación presenta un grave riesgo de desgarros y sangrado debido a la fricción, lo que aumenta el riesgo de una infección por transmisión sexual.

Las personas que necesitan lubricación pueden comprar lubricantes artificiales sin receta.

¡Quiero saber más!

Muchos condones vienen prelubricados. Agregar lubricante a los condones puede facilitar la penetración, y además hay menos probabilidades de que los condones se rompan. He aquí algunas sugerencias sobre el uso de lubricantes artificiales con condones de látex:

Sugerencia #1
Usa sólo lubricantes a base de agua. Los productos que contienen aceite no son apropiados, porque el aceite daña el látex y aumenta las probabilidades de que el condón se rompa. Algunos lubricantes que se usan comúnmente con condones son K-Y® jelly y Astroglide®. También hay lubricantes a base de agua con sabor para usar durante el sexo oral.

Sugerencia #2
¡Nunca uses productos domésticos para lubricar los condones de látex! Como la Vaselina, el aceite para masajes, la loción para manos, etc. NO son buenas opciones como lubricantes porque contienen aceites. El lubricante debe decir en el paquete "a base de agua" y/o "se puede usar con condones de látex".

Sugerencia #3
Pon unas gotas de lubricante dentro de la punta del condón antes de desenrollarlo sobre el pene, y luego pon más lubricante en la parte exterior. Esto disminuirá la fricción entre el condón y la piel de ambas personas.

Recuerda — debe haber lubricación artificial, para que cualquier penetración sea lo más segura y cómoda posible. Un persona responsable siempre se debe comunicar con su pareja íntima, para asegurarse que ambos tengan una experiencia sexual agradable y tan libre de riesgos como sea posible.

La Iglesia católica, el preservativo y el SIDA.

La Iglesia católica, el preservativo y el SIDA





Desde hace años algunos grupos critican a la Iglesia por su actitud ante el preservativo (el condón). Estos grupos dicen que el preservativo reduce enormemente el número de contagios de SIDA y de otras enfermedades de transmisión sexual, por lo que la Iglesia debería recomendar el uso de este instrumento para evitar contagios en millones de personas. Ya que la Iglesia no sigue este consejo, algunos la critican con dureza como irresponsable y como culpable de la difusión del SIDA.

Detrás de esta petición se esconde un presupuesto quizá no siempre explícito. La Iglesia católica es una realidad mundial a la que pertenecen más de 1000 millones de personas. Desde luego, no todos esos católicos viven fielmente las enseñanzas cristianas, y no pocos de ellos viven incluso de espaldas a los mandamientos fundamentales de la Ley de Dios y de la moral católica. De todos modos, es de suponer que la Iglesia sea escuchada por millones de católicos cuando habla de algunos temas de ética, especialmente en el ámbito de la ética sexual y sanitaria.

Los críticos de la Iglesia suponen una enorme autoridad moral de la jerarquía, del Papa y los obispos. Pero esta autoridad moral necesita estar fundada sobre algo. Para los católicos, la autoridad de la Iglesia, su capacidad de enseñar y de promover un estilo de vida ético, viene de Dios Padre, a través de Cristo, en el Espíritu Santo. No es posible entender a la Iglesia sin reconocer este punto. Los católicos consideran que la Iglesia no es una simple institución humana, sino que ven en ella una obra divina, una comunidad que nace de la acción de Dios en la historia humana. Sin esta relación con Dios la Iglesia no tendría ningún sentido, y su autoridad sería sumamente débil.

Por lo tanto, cuando la Iglesia habla de comportamientos correctos y de comportamientos equivocados, lo hace desde su convicción de ser una sociedad que viene de Dios, y de interpretar en cada momento histórico lo que pueda ser la voluntad de Dios para llevar una vida coherente con la fe cristiana.

Si algunos piden a la Iglesia que hable sobre la conveniencia del uso del preservativo, significa que suponen (o deberían suponer) esta autoridad de la Iglesia. Y suponer esta autoridad de la Iglesia es lo mismo que reconocer que Cristo es Dios y que el Espíritu Santo actúa en la Iglesia, fundada por Cristo hace casi 2000 años.

Si negamos lo anterior, si algunos creen que la Iglesia se engaña a sí misma y engaña a los demás cuando dice que viene de Dios y que Cristo resucitó y envió al Espíritu Santo para estar con la Iglesia, resultaría que la Iglesia sería una mentira gigantesca. ¿Y puede tener valor que una organización basada sobre mentiras hable sobre lo que sea mejor o peor para combatir contra el SIDA, para detener su difusión?

La Iglesia, por lo tanto, cuando ofrece su juicio sobre cuál sea el mejor modo para prevenir del SIDA, lo hace o como una institución que viene de Dios o como una secta inventada por los hombres y basada en el engaño. En el primer caso, hay que tratar con mucho respeto a la Iglesia cuando dice que lo mejor para evitar la difusión del SIDA no son los preservativos, sino la abstinencia de relaciones fuera del matrimonio y la fidelidad conyugal. En el segundo caso, no vale la pena esforzarse ni hacer presión para que la Iglesia (que sería una gran mentira) cambie su punto de vista y empiece a decir que el condón es eficaz contra el SIDA.

Atacar a la Iglesia por su postura respecto al SIDA no es, por lo tanto, algo que tenga mucho sentido. Muchos que la atacan no creen en el origen divino de la Iglesia, por lo que lo mejor sería no preocuparse por una organización basada (según ellos) en una mentira secular.

En cambio, si creemos en el origen divino de la Iglesia, deberíamos respetarla. En este caso, lo más correcto sería preguntarse, con honestidad, cuáles son los motivos por los que la Iglesia católica enseña lo que enseña sobre el SIDA, sobre la sexualidad y sobre el matrimonio, y por qué ve como algo incorrecto el promover el uso del preservativo como medio para disminuir la difusión del SIDA.

FUENTE: iglesia-catolica-preservativo-sida.

El Condón según La Iglesia.

La Iglesia no prohíbe el condón.




Tal como lamentábamos hace unos días que Stephen Hawking declarara que el universo pudo haber sido creado sin Dios, a días de publicarse un nuevo libro suyo, como una mera estrategia para aumentar las ventas, no podemos dejar de pensar que algo parecido ha ocurrido con la polémica sucitada por la supuesta apertura a los condones que vendría incluida en la entrevista a Benedicto XVI, que se publicará en estos días bajo el título “Luz del Mundo".

A los católicos que han leído con sorpresa los titulares de los diarios y la TV al respecto, me gustaría transmitirles tranquilidad, porque aquí no ha cambiado nada, ni el Papa ha dicho algo que no se supiera.

Sólo recuerden cómo hace algunos era objeto de ácida polémica titular “El Vaticano se abre a la posibilidad de tener sacerdotes casados", pero hoy en día cada vez más gente sabe que (1) el celibato es una norma disciplinaria y no dogmática, y que (2) el admirable sacrificio de nuestros sacerdotes produce cada día más y más santos.

A los esbirros de la cultura de la muerte, en tanto, les pido que lean a continuación, y luego me digan si las palabras del Papa son la victoria para su bando, que se apresuraron en celebrar.

Primero que nada, conviene leer la excelente traducción de los extractos del libro que hizo La Buhardilla de Jerónimo, para tener un adecuado contexto. El párrafo atribuido al Papa y que provocó la polémica es el siguiente:

“Pueden haber casos particulares justificados, por ejemplo cuando una prostituta usa un profiláctico, y ésto puede ser un primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar nuevamente la consciencia del hecho que no todo está permitido y no se puede hacer todo lo que uno desea”

Advertimos desde ya que la versión en español del párrafo contendría una imprecisión importante, como se verá, pero empecemos por el principio.

La doctrina tradicional del catolicismo fue reiterada por Paulo VI en la profética encíclica Humanae Vitae, donde se indica “la inseparable conexión que Dios ha querido y que el hombre no puede romper por propia iniciativa, entre los dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y el significado procreador” y a partir de esto lógicamente se sigue que “queda además excluida toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación“.

De esta enseñanza, que por ser mantenida a lo largo del tiempo se considera expresión de la infalibilidad de la Iglesia, se concluye que nunca es moralmente lícito usar un condón en su uso normal, es decir, para impedir la procreación, aún cuando fueran eficaces en impedir el contagio de una enfermedad.

Pero aquí viene lo interesante, porque Humanae Vitae no habla de una “relación sexual", sino de un “acto conyugal“, conceptos que no son sinónimos, pues un acto conyugal es una relación sexual, pero no toda relación sexual ocurre entre esposos, para ser considerada como un acto conyugal. De este modo, el Papa Paulo VI optó por no emitir un pronunciamiento respecto de las situaciones que ocurren en las relaciones sexuales fuera del matrimonio, dejando así la puerta abierta para futuras reflexiones al respecto, las que pueden concluir que las mismas prevenciones se aplican a todas las relaciones sexuales, o no.

Quienes vean como conveniente una condena más amplia a los anticonceptivos pueden cuestionar la decisión papal de haber limitado la enseñanza de Humanae Vitae sólo a los actos conyugales, pero si toda relación sexual fuera del matrimonio es evidentemente inmoral ¿necesitamos una declaración infalible de la Iglesia que nos diga que no debemos involucrarnos en ellas?

En el otro extremo de reacciones posibles a esta doctrina, se dice que es demasiado elevada, y que la Iglesia podría admitir otras soluciones más “pastorales”, que acogieran las realidades de personas que dicen “Dura es esta palabra ¿quién la puede oir?". Para responder a esto, déjenme ponerles un ejemplo: Si durante la dictadura militar en Chile se hubiera ordenado a los oficiales torturar y ejecutar a los prisioneros políticos ¿Debería la Iglesia emitir una declaración diciendo que es mejor matar a los prisioneros rápidamente y no torturarlos antes? Es evidente que no, que la circunstancia de que ciertas personas hagan oídos sordos al mensaje cristiano no es un motivo suficiente para “suavizarlo", y se corre el riesgo de que otros entiendan que, si no la tortura, al menos la Iglesia apoya la ejecución.

En parte, precisamente eso es lo que ha ocurrido con lo dicho por el Papa: Aunque Benedicto XVI se las arregla para repetir varias veces en dos párrafos que el condón no es la solución para el SIDA, lo único que sale publicado es que la Iglesia ahora apoya el condón, y los personeros de la ONU celebran las declaraciones, y a renglón seguido admiten ¡que no las ha leído!

Específicamente el Papa mencionó un ejemplo de un caso donde puede ser justificado usar condón, que (1) está en plena consonancia con lo enseñado en Humanae Vitae, pues no se refiere a un acto conyugal, (2) no dice que esté justificado, sólo menciona la posibilidad, y (3) lo hace en una entrevista, que no conlleva ningún peso magisterial.

Cabe mencionar además que se incurrió en una falta grave al momento de hacer la traducción al español del texto en cuestión, pues, según nos informa Jimmy Akin, en el original italiano,Benedicto XVI no se refiere a una prostituta, sino a un sujeto que ejerce la prostitución masculina.

La diferencia es relevante, porque entonces no sólo no estamos ante un acto conyugal, sino queexisten serias dudas de que se trate de una relación sexual, ya que las actividades de este tipo entre varones se parecen mucho más a una masturbación, de modo que el condón, usado en ese contexto, nunca puede tener por objetivo “hacer imposible la procreación". El condón en una relación entre hombres, apenas alcanza a tener una finalidad higiénica, y nunca será una medida anticonceptiva.

Recordemos además, que la Iglesia no “prohíbe el condón", porque un objeto (sea una píldora, un arma, una pantalla) nunca será bueno o malo en sí, sino que dependerá del uso que se le dé. Así, un arma usada para matar a otro puede ser buena, si se cumplen los requisitos de la legítima defensa, o mala, cuando se comete un asesinato. En cambio, la Iglesia prohíbe actos, en este caso “hacer imposible la procreación", y no cosas, por difícil que sea encontrar un buen uso para el condón.

Addenda: ¡Ya encontré un buen uso para el condón! Cubrir la sonda durante una ecografía transvaginal.

Por todo esto podemos decir que, desde un punto de vista doctrinal, no ha pasado nada de lo que valga la pena preocuparse. Pero claro, los periódicos no están para sutilezas de ese tipo y les conviene pensar en frase cortas del tipo “La Iglesia Prohíbe el condón” o “Se abre al condón", y todo eso nos lleva a la pregunta de si era conveniente o no que el Papa hiciera esas declaraciones, pero eso lo dejaremos para una entrada posterior.
FUENTE: infocatolica.